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martes, mayo 23, 2006

Los Cien Mil Hijos de San Luis entran en Madrid

Los Cien Mil Hijos de San Luis entran en Madrid

http://www.hispalibertas.com/noticias/2006/05/22/los-cien-mil-hijos-de-san-luis-entran-en-madrid.html


José Manuel Rodríguez Lunes, 22 de mayo de 2006 a las 23:49
Tal día como hoy de 1823 entraba en Madrid el ejército francés conocido popularmente como los Cien Mil Hijos de San Luis. Se trataba de la fuerza militar que la Santa Alianza había preparado para terminar con el gobierno constitucional español y restaurar a Fernando VII como monarca absoluto.
La sublevación del general Riego en Cabezas de San Juan el 1 de enero de 1820 pilló por sorpresa a los círculos diplomáticos europeos (salvo a aquellos que tenían contacto con la masonería, muñidora del alzamiento), que para cuando quisieron reaccionar se encontraron con el hecho consumado de que Fernando VII, presionado por el ejército y la opinión pública, había jurado ya el día 10 de marzo la Constitución de 1812. Con ello quedaba roto el “status quo” definido en el Congreso de Viena, que había restaurado el poder absoluto de derecho divino de todos los monarcas del continente, y además había dispuesto de un instrumento (la Santa Alianza) para evitar cambios en la situación.
Siendo esto grave para las cortes europeas (especialmente la de Viena), lo peor aún estaba por llegar con los contagios revolucionarios que aparecieron en Portugal, Cerdeña y Nápoles (estos dos últimos, reinos independientes por aquel entonces). En Portugal se adoptó una Constitución aún más radical que la española, sirviendo ésta como modelo, y en los dos reinos italianos se aplicó directamente la española. En otros sitios, por ejemplo Rusia, hubo amago de un contagio similar (los decembristas). Es preciso aclarar que esta constitución (la española de 1812) se había convertido en la bandera y programa de todos los liberales de Europa.
Pese a la ofensiva diplomática desplegada por las embajadas españolas en toda Europa, la reacción al alzamiento no se hizo esperar, y así, en los congresos de Liubliana y Verona (noviembre de 1822) las naciones coaligadas tomaron la decisión de restaurar la monarquía absoluta en España y en las demás naciones.
En el caso español la nación más implicada era Francia, por tener frontera común, por ser Luis XVIII pariente de Fernando VII, y por tener las mayores probabilidades de “contagio” entre los republicanos, bonapartistas y liberales radicales que aún quedaban. En consecuencia, con la cobertura legal de lo dispuesto en el Congreso de Viena y en los congresos de Liubliana y Verona, Francia aprestó una fuerza militar que al mando del Duque de Angulema (sobrino de Luis XVIII) invadió España el 7 de abril de 1823. En este ejército militaban un buen número de oficiales veteranos de la Guerra de la Independencia, empezando por el jefe de estado mayor, el mariscal Victor, sitiador de Cádiz en 1811.
Estas fuerzas entraron en España por Irún, y se dirigieron rectas hacia Madrid, vía Somosierra, sin entablar combates apreciables. Así, sin casi un tiro, y flanqueados por las fuerzas militares irregulares levantadas por los españoles partidarios del absolutismo regio, el 23 de mayo entraban los franceses en la capital del reino. Otra fuerza francesa, al mando del mariscal Moncey (el sitiador de Zaragoza, otro veterano de la Guerra de la Independencia) entró por Cataluña, donde se les enfrentó el capitán general Espoz y Mina, que fue derrotado y hubo de retirarse.
Los Cien Mil Hijos de San Luis en realidad fueron algunos más de 100.000. Frente a ellos el ejército español tenía cerca de 120.000 hombres en armas, pero desplegados de manera que no podían enfrentarse a un invasor. La moral de combate no era buena, a causa de las disensiones políticas dentro de la nación. Peor aún, los franceses contaron con inteligencia militar de primera mano acerca del despliegue español gracias a los datos pasados por los fernandinos. Los intentos de las Cortes por levantar contra los franceses una nueva oleada patriótica, como la de 1808, fracasaron. No eran pocos los que apoyaban la invasión si ella traía la restauración de su deseado Fernando VII como monarca absoluto. Otros, cercanos al liberalismo moderado, estaban cansados del radicalismo político desplegado por las Cortes en los meses en que funcionó.
No acabó la invasión con la toma de Madrid. Las Cortes y el gobierno, llevándose consigo casi de rehén a Fernando VII, se retiraron a Cádiz, que fue sitiada y no pudo tomarse hasta el 1 de octubre. Antes de ello Fernando VII tuvo una ocasión más de demostrar la fibra de la que estaba hecho, renegando de la promesa hecha a las Cortes, que le liberaron para que rindiera la ciudad a cambio de que mantuviera su juramento a la Constitución.
Para leer más:
Está por escribirse una monografía que describa con detalle las circunstancias militares de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis. Para la descripción de la parte política asociada (y los detalles militares, aun siendo secundarios, son excelentes), la obra de referencia es el clásico “Los orígenes de la España contemporánea”, de Miguel Artola (existen varias ediciones de este libro). Como complemento, del mismo autor, “La España de Fernando VII”, editado en 1999 por Espasa-Calpe.
Más novelesco, pero en modo alguno erróneo históricamente, el episodio nacional de Galdós titulado “Los Cien Mil Hijos de San Luis”.